Fuente: Aciera On-line: 18 - 03 - 2011
Después de las imágenes del terremoto y tsunami en Japón, es inevitable pensar en los acontecimientos finales. La gente en la calle habla del tema. Los medios de comunicación hacen consultas. Aparecen intérpretes del calendario maya anunciando el fin para el año 2012. Aparecen las últimas profecías de un tal Nostradamus de la edad media. Pero a todo esto… ¿qué decimos los cristianos? ¿Anunciamos la venida del Señor?
Sin lugar a dudas, la gente presiente que el fin está más cerca que antes. Algunos lo toman con temor y otros con indiferencia. Hay quienes deciden buscar a Dios en arrepentimiento mientras otros se vuelcan al desenfreno. Finalmente, hay algunos que eligen predicar el Evangelio con mayor esfuerzo y pasión, para que la mayor cantidad posible de personas se salve, sabiendo que hay menos tiempo.
En una sociedad posmoderna cada vez más individualista, son pocos los que piensan en el bienestar de las futuras generaciones. Muestra de ello es el estado en que se encuentra nuestro planeta. La filosofía de vida es pensar en el hoy y no en el mañana. Olvidarse del Creador y poner la mirada exclusivamente en el hombre, pero sin sopesar su responsabilidad frente a la creación y al futuro del planeta.
Pero claro, si explota un reactor nuclear de Fukushima… Nadie pensó que estábamos tan cerca de un desastre de esta magnitud. Quizás ya explotó y nadie lo dice. ¿Quién sabe toda la verdad? Un mundo literalmente en riesgo. No se trata de una película de Hollywood. Es la cruda realidad, aunque las imágenes parezcan de carácter cinematográfico. Pienso que el desastre sobre Sodoma y Gomorra no habrá sido muy diferente a las imágenes que hoy muestra la televisión. Tsunamis, terremotos,… sólo son señales. Pero… ¿cuántas hacen falta para creer?
¿Será que nos estamos acostumbrando a estos acontecimientos y ya no nos llaman tanto la atención? Un tsunami en Indonesia, un terremoto en Haití, otro en Chile, ahora Japón…Una periodicidad tal que nos hace pensar hacia delante con una proyección desoladora. Lamentablemente las cifras cada vez son mayores, pero no hay mayores cambios de actitud.
Alguien puede pensar: “¿Será que la Tierra está dando señales de que algo no anda bien?”
Otros dudan: “¿Será un juicio de Dios por el pecado del hombre?”
Unos más declaran: “Se cumple lo que ya está profetizado”.
La pregunta que debemos hacernos es la que se hizo Jesús: ¿Cuando venga el Hijo del Hombre, hallará fe en la tierra? (Lc.18: 6)
Pero, ¿en qué tipo de fe estaba pensando el Señor? ¿De cuánta fe estaba hablando? Sin dudas se refiere a la fe redentora, es decir la fe que nos permite alcanzar la salvación en Jesús.
La pregunta nos debe de llamar la atención. Cuando Abraham intercedía por Sodoma, Dios le dijo que si hubiera habido 10 justos se hubiese evitado su destrucción.
Finalmente, ¿de qué depende que haya fe en estos días? La Biblia es clara: “…La fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Ro.10:17)… ¡Hay que predicar! ¡No hay tiempo que perder!
Hay un mensaje que comunicar: “Buscar a Dios mientras puede ser hallado” (Is.55.6). “Hoy es el día de salvación” (2 Co.6:2). Sin lugar a dudas esta es una verdadera oportunidad para que Jesucristo sea predicado en todo lugar.
Desde ACIERA, creemos que el desafío sigue estando en creer, en perseverar en la fe, en sostener la Palabra de Dios en tiempos de oscuridad y en resplandecer en medio de las tinieblas predicando a viva voz la pronta venida del Señor Jesucristo a buscar a su iglesia. Maranata, Cristo viene!
Dr. Christian Hooft
Vicepresidente de Relaciones Internas
ACIERA